Como cada mañana, Maritza Araujo se dirigió hacia una estación del metro para llegar a su trabajo. Al encontrarse allí, comenzó a sentir un fuerte mareo y sudoración excesiva.

“Una señora me preguntó si me sentía mal y le dije que sí, inmediatamente le dio una voz de alerta a un agente de CESMET y él vino donde mí. Me asusté un poco porque fue un malestar que nunca había sentido”, contó Maritza.

Tras esta situación el agente le buscó una silla de rueda y procedió a marcar al 9-1-1 para que recibiera la atención necesaria. “Llegaron súper rápido, recibí una asistencia oportuna con un personal competente. Se puede confiar al llamar en cualquier momento, porque se será bien atendido”.

Maritza es uno de esos casos que nos llenan de satisfacción, porque reafirma nuestro compromiso de estar presentes en los momentos más difíciles de los ciudadanos, sin importar el lugar donde se encuentren, la hora o el día.