Merislayna Lora y el milagro de su hija Emma

Merislayna Lora, residente de El Mamey, Villa Mella, jamás olvidará aquella madrugada cuando su hija presentó dificultad respiratoria. Emma, la pequeña de 4 años, comenzó a mostrar síntomas desde la tarde de ese día. Merislayna, con su instinto de madre, decidió medicarla en casa con lo que pensaba que era lo adecuado. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, la situación empeoraba.

A eso de la 1 o 2 de la madrugada, Emma comenzó a quejarse de manera más intensa, y el corazón de Merislayna se llenó de desesperación. “Realmente me sentí desesperada al escucharla quejarse, no sabía qué hacer”, recuerda la madre, con una mezcla de angustia y alivio al hablar de lo ocurrido. A esa hora, la madre no dudó en marcar el número de emergencia 911.

Con voz temblorosa, Merislayna dio los datos de su hija a una operadora, quien le pasó a un médico regulador para brindarle instrucciones precisas para manejar la situación de inmediato mientras llegaba la ambulancia. “Me indicaron cómo actuar, qué hacer para calmarla y me guiaron con mucha paciencia”, relata.

“El 911 llegó tan rápido que no lo podía creer. Fue como un milagro”, dice Merislayna, agradecida por la rapidez de los servicios.

Hoy, Emma está completamente recuperada y su madre no deja de agradecer la ayuda oportuna que recibió aquella madrugada. “Lo que más valoro es que no me dejaban sola en ningún momento, el médico siempre estuvo a mi lado, guiándome y dándome esperanza”, comenta, con una sonrisa de alivio y gratitud.

Esta historia es un testimonio de la importancia de saber cuándo pedir ayuda y la efectividad de los servicios de emergencia en momentos críticos. Para Merislayna, el amor y la acción rápida salvaron la vida de su hija, y ella sabe que siempre puede contar con el apoyo de quienes están dispuestos a brindar su ayuda cuando más se necesita.