Después de un largo día de trabajo, José ingresó al ascensor del edificio donde reside, con la esperanza de llegar rápidamente a su piso. Pero, de repente, algo salió mal. El ascensor se detuvo de manera abrupta entre dos pisos y las luces se apagaron.

José se encontró atrapado, sin poder salir… pulsó repetidamente el botón de emergencia del ascensor. Sus familiares y vecinos trataron de ayudarlo, pero tras intentos fallidos marcaron al 9-1-1 para recibir asistencia de profesionales lo antes posible.

“Cuando vi la cara del rescatista en el hueco del ascensor preguntándome cómo estoy y las maquinarias necesarias, sentí seguridad, además de la empatía profesional y humanitaria que demostraron en todo momento”, cuenta José.

Se trataba de los bomberos, quienes habían sido despachados para ayudarlo. Con gran cuidado y precaución, utilizaron herramientas especializadas para abrir las puertas del ascensor y crear un camino seguro para que José pudiera salir.

A medida que las puertas se abrieron, José respiró aliviado y agradeció a los valientes bomberos por su pronta llegada y asistencia. A la vez, la rápida y efectiva respuesta del 9-1-1.

La historia de José es un testimonio de cómo la asistencia oportuna y eficiente del servicio de emergencia y los bomberos pueden marcar una diferencia significativa en la vida de las personas.